martes, 28 de febrero de 2023

 

Soy el Arcano que ha caminado por los lugares inhóspitos.

Soy el espíritu que ama todo lo eterno:

Montañas, bosques, mares y desiertos.

Vivido he, desde el principio de los eones en vórtices del infinito...

C. C. C. 28-02-1823

domingo, 22 de agosto de 2021

LA NOCHE DEL FINAL DE LOS TIEMPOS

 


En la noche del final de los tiempos

Cuando la tierra deje de existir

Se proyectará en la pantalla del cielo

Toda su historia y sus hijos verán

El final desde el principio

Y ella lanzará un último gemido

Y temblará para morir junto

Con toda la humanidad

En una gran hecatombe.

En la noche del final de los tiempos…                                                    


miércoles, 16 de mayo de 2018

TAUTOGRAMA “T”


Todo tautograma traga truenos tórridos, teatrales por temporalidad tópica,
Tramando temores torpes y torcidos como tronados que trepan trapecios trágicos
En términos telúricos cuyos terremotos tiemblan y trillan el templo de Trajano, tibio, tumbado y tirado.

Tímida taxonomía del tórax, trémulo y testificante que textualiza el tímpano tapado por textura terca.

OXÍMORON


Mujer nocturna:

-Oscura luz que de tus ojos emana, intensa mirada débil que apaga la oscuridad

-Las rectas curvas de la visión engañosa que en un acuático estanque ilusorio se refleja al sumergir una línea curva

Real sueño, ilusión verdadera de tu pequeña grandeza, eres tú, Alma transparente un témpano cálido de sólida liquidez.


DULCE SERENIDAD


Dulce serenidad
En la sombra de tus besos
Un perfume que se desliza hasta el corazón.

Vapor de vasta serenidad
Ojos de tu luz
El instante de un beso
Fruto de tus labios
Dulzura que regalas.

viernes, 4 de mayo de 2018

Lobrego


Lóbrego. Insano cristal en el umbral
Vapores azules: exasperación; dolor sin nombre.

Su rostro desapareció del reflejo
En una tarde evaporada,
Ella se desvaneció…

LEOPRICO – EL HIPOPODA




Soñó una luz fría, muy lunar, abrió su mente y su espíritu entro en ella…
Quiso saber a dónde iba, solo veía un bosque todo blando: árboles, hojas; incluso la tierra tenía un resplandor blanquesino; y a veces unos animales que nunca dormían les movían los ojos.

Inquieto tocó su mano blanca y suave, la sierva se despertó y miró al incauto: en su cara se dibujó un gento de asombro, la amargura lo enmascaró. Ésta se levantó yéndose a otro lugar fuera y olvidado, dejando una estela de blancura sobre el mundo azul-negro que se dibujaba, que pisaban, que los envolvía.

A la mañana siguiente y dorada se oyó un llanto. Leoprico no durmió aquella noche grande, estuvo velando en la antorcha lunar. En seguida su propio llanto lo asustó, su espíritu lo abandonaba; su dolor lo inundaba. Se tiró al suelo alzó su mano y una lagrima de sangre corría por sus labios.

El suelo era ardiente y amarillo y así caminaba hasta la fecha antigua y transitante. Quería llegar al sol y decir adiós, solo pudo arrastrarse y llegó a un árbol de luz y encontró una hoja dorada que tenía escrito el nombre de su nombre…