Un para siempre nunca brilla en tus ojos,
es lo que dicen y lo que expressan.
Para siempre nunca llorarás
en una esquina del fin del mundo, en un momento que se congela
como una fotografía marchita por el tiempo: sin tinta y sin rocío.
Cuando un torbellino de deseos
revolotean en el centro de la frente
y duele el pensamiento;
entonces viene el desmayo,
los ojos se cierran y el vacío nos inunda,
caemos con las piernas y los brazos extendidos
en un para siempre nunca, momento horizontal.
Atrás de la puerta alguien silva una canción...
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